Encuentro con Gorosito…
Daniel Gorosito Pérez
OCTAVIO PAZ: “ESPAÑA, MADRE, HERMANA Y CAMARADA”
- Partilhar 25/09/2022
Octavio Irineo Paz Lozano
(Ciudad de México, 31 de marzo de 1914-
Ciudad de México 19 de abril de 1998).
Premio Cervantes de Literatura en 1981 y
Premio Nobel de Literatura en 1990.
Considerado de los más influyentes
escritores del siglo XX y de los grandes
poetas de la historia de la literatura
universal; justamente el que gustaba
contestar en las entrevistas: “Soy poeta”.
Octavio Paz nace durante el transcurso
de la Revolución Mexicana (1910- 1917); su
padre Octavio Paz Solórzano, trabajó como
escribano y abogado de Emiliano Zapata, “el
caudillo del sur”. Esta tendrá gran
influencia en el pensamiento del poeta,
posteriormente la Guerra Civil Española, en
la que participó cuando tenía 23 años.
El poeta chileno Pablo Neruda fue quien
envió la invitación a Octavio Paz al Segundo
Congreso de Escritores Antifascistas que se
llevó a cabo en España del 4 al 17 de julio
de 1937. Recordemos que Paz había publicado
a dos meses del inicio de los combates el
poema “No pasarán”, como muestra de apoyo a
la República.
Posteriormente en una
entrevista el escritor mexicano contará:
“Estaba yo en Yucatán cuando recibí un
telegrama de México en el que me decían que
había sido invitado. El telegrama lo firmaba
una persona amiga mía. Tomé el avión, vine a
México y descubrí la pequeña intriga: la
Alianza Internacional de Escritores había
invitado a dos escritores al congreso de
Madrid. Los que habían propuesto nuestros
nombres eran (Rafael) Alberti y Neruda”.
En la estación estaba Pablo Neruda que
gritaba “Octavio Paz, Octavio Paz”. Yo me
conmoví mucho; yo admiraba muchísimo a
Pablo; recordaría el escritor sobre su
llegada a España. Cuando Octavio Paz regresó
de España, publicó en el diario Novedades de
la Ciudad de México el 7 de diciembre de
1937 las palabras que externó en el Ateneo
Popular de Valencia donde integró la
delegación de México en el II Congreso de
Escritores Antifascistas para la Defensa de
la Cultura:
“Con el acto de esta
tarde finaliza el primer ciclo de pequeñas
conferencias que ha organizado la delegación
mexicana. En ausencia de la camarada
encargada de desarrollar el tema: “La
Revolución Mexicana en Marcha”; quisiera,
brevemente, recoger el significado de esta
tarea realizada toda para el signo
apasionado que despierta vuestra guerra y
vuestra Revolución”.
“Yo no sé,
cámaras, si a través de este rápido y casi
fugitivo contacto con México, vosotros
habéis logrado una imagen real, así de
panorámica, de nuestro país. Ya decía Juan
Marinello, ayer por la tarde, en este mismo
local que quizá el perfil de México todavía
no era sino un rico, prometedor esbozo; una
violenta, dura y viva suma de fuerzas en
integración”.
“No sé si vosotros
habréis esa contradicción, esa violencia
arrebatada, a veces dispersa y otras volcada
sobriamente sobre sí misma; probablemente
vosotros, como españoles, adivináis en esa
tensa inmovilidad del mexicano y su paisaje,
en esa constante lucha por sí mismo, algo de
vuestro aliento y del vuestro propio sino.
México se llamó en una época Nueva España”.
“Los conquistadores quisieron, así, al
tiempo que recordaban su patria (recuerdo
que la Meseta Mexicana avivaba) dar sentido
y destino a una nueva nacionalidad. Y siendo
Nueva España el más rico de los Virreinatos,
y la más importante de las colonias, la
región americana en la que el pueblo español
se virtió más plena y continuamente,
adquiere desde el siglo XVI relieve propio,
contornos personales, autonomía en el estilo
y el modo, ya que no en la economía ni en lo
político”.
“Y siendo cada vez más
distinta y personal la Nueva España, cumplía
su destino, pues aquellos que la nombraron
quisieron que en verdad fuese Nueva España,
otra España y no segunda España; siendo otra
era fiel al designio creador de España”.
“Así, los años del coloniaje transcurren
para México como la lenta maduración de su
ser, de su propio y vivo ser; y como un
nuevo cuerpo y un nuevo espíritu nosotros la
vemos en esos días. El régimen económico que
vivía México era vuestro propio régimen, ese
que ahora vosotros aplastáis por todo lo que
tiene de opresor, de injusto e inhumano”.
“El proceso independiente de México ha
sido semejante al vuestro. Y ahora, después
de cuatrocientos años mi país busca su
propio rostro, su voz más propia. Y sabe que
eso solo será posible mediante la guerra,
mediante la lucha contra todo lo postizo y
ajeno, y también contra lo falsamente
nacional, contra lo que no puede contener al
Hombre y la Revolución”.
“Sabemos lis
mexicano que la lucha por el Hombre es, al
mismo tiempo, es al mismo tiempo la lucha
por salvar lo propio, lo español o lo
mexicano, lo que no se vende ni se traduce”.
“Camaradas, vuestra cultura y vuestra
sangre forman, desde hace cuatro siglos,
nuestra cultura y sangre; y esta sangre y
esta cultura; ayer regada en México tan
prodigiosamente, ya crecida entre nosotros a
través de una historia amarga y henchida de
angustiosas esperanzas, son las que ahora
ofrecemos los mexicanos que estamos en
España: aquellos que luchan en el heroico
Ejército Popular, en los campos de la muerte
y la victoria”.
“Esta sangre
española, que no fue toda de conquistadores
rapaces, sino de civilizadores y
constructores de pueblos, esa sangre del
pueblo y de sus sabios educadores, esa que
tiñó a los indios e inició el mestizaje,
cualesquiera que hayan sido las
características del tiempo, y la otra, la
más pura y gloriosa Javier Mina, que luchó
con los revolucionarios mexicanos por la
libertad de América y del Hombre; esa sangre
del pueblo español que parecía olvidada ya
de España, tan íntima y esencialmente
mexicana era, en esta que ahora os entrega
México, con su voz, su adhesión, y su
esperanza y certeza de la victoria”.
“Nacido en México en la hora universal de
España, es la hora en que el pueblo español,
a través de no importa qué ideas o formas
económicas, daba su sangre y su voz a un
mundo, ahora en esta hora de España
universal y popular, en esta liberadora del
Hombre y del Español, quiere recordar que la
antigua voz de la sangre creadora y, como
ayer Mina en México, dar la mano y el
corazón a su pasado entrañable, a lo más
dramático y digno de su presente, el más
cercano e iluminado de sus amaneceres: a
España, madre, hermana y camarada”.
Indudablemente, este texto tiene más valor
histórico que literario, marcada esta pieza
de oratoria por la fuerza de la juventud del
poeta; un pasaje importante en
la vida de Paz y que no ha sido
suficientemente estudiado, una veta casi
inexplorada para los investigadores.
¡Hasta el próximo encuentro…!
Dr.(c). Washington Daniel Gorosito Pérez
- n.41 • outubro 2022