Santiago Aguaded Landero

Poemas ibéricos

Santiago Aguaded Landero

Poemas ibéricos (15) LORQUIANA POR VERGÍLIO ALBERTO VIEIRA

LA AURORA
Federico García Lorca. Poeta en Nueva York (1929-1930)

LA AURORA de Nueva York tiene
cuatro columnas de cieno
y un huracán de negras palomas
que chapotean las aguas podridas.
La aurora de Nueva York gime
por las inmensas escaleras
buscando entre las aristas
nardos de angustia dibujada.
La aurora llega y nadie la recibe en su boca
porque allí no hay mañana ni esperanza posible.
A veces las monedas en enjambres furiosos
taladran y devoran abandonados niños.
Los primeros que salen comprenden con sus huesos
que no habrá paraíso ni amores deshojados;
saben que van al cieno de números y leyes,
a los juegos sin arte, a sudores sin fruto.
La luz es sepultada por cadenas y ruidos
en impúdico reto de ciencia sin raíces.
Por los barrios hay gentes que vacilan insomnes
como recién salidas de un naufragio de sangre.

A AURORA

SOBRE quatro colunas de lodo
já alvorece em Nova York
enquanto um furacão de negras pombas
chafurda em águas podres.
Pela interminável escadaria vai
soluçando a novaiorquina aurora
colhendo nas fendas
nardos de aflorada angústia.
Chega o alvor e ninguém o leva à boca
porque ali não há manhã nem esperança possível:
furiosos enxames de moedas atacam
de quando em vez abandonados rapazinhos.
Os primeiros a ceder pagam com os ossos
a desilusão de que não há paraísos nem amores traídos:
atolados no lodo dos números e das leis,
perversos jogos, fútil ardor.
Martirizada de ruídos cai a luz
na impudica ameaça da mais estéril ciência.
Eis como sobrevivem ao massacre os insones vagabundos
que agora andam à toa pelos bairros.

Traducido por VAV, publicado en Rosa Amoris, 2011. Revisión en junio 2021

PANORAMA CIEGO DE NUEVA YORK

Si no son los pájaros
cubiertos de ceniza,
si no son los gemidos que golpean las ventanas de la boda,
serán las delicadas criaturas del aire
que manan la sangre nueva por la oscuridad inextinguible.
Pero no, no son los pájaros,
porque los pájaros están a punto de ser bueyes;
pueden ser rocas blancas con la ayuda de la luna
y son siempre muchachos heridos
antes de que los jueces levanten la tela.

Todos comprenden el dolor que se relaciona con la muerte,
pero el verdadero dolor no está presente en el espíritu.
No está en el aire ni en nuestra vida,
ni en estas terrazas llenas de humo.
El verdadero dolor que mantiene despiertas las cosas
es una pequeña quemadura infinita
en los ojos inocentes de los otros sistemas.

Un traje abandonado pesa tanto en los hombros
que muchas veces el cielo los agrupa en ásperas manadas.
Y las que mueren de parto saben en la última hora
que todo rumor será piedra y toda huella latido.
Nosotros ignoramos que el pensamiento tiene arrabales
donde el filósofo es devorado por los chinos y las orugas.
Y algunos niños idiotas han encontrado por las cocinas
pequeñas golondrinas con muletas
que sabían pronunciar la palabra amor.

No, no son los pájaros.
No es un pájaro el que expresa la turbia fiebre de laguna,
ni el ansia de asesinato que nos oprime cada momento,
ni el metálico rumor de suicidio que nos anima cada madrugada,
Es una cápsula de aire donde nos duele todo el mundo,
es un pequeño espacio vivo al loco unisón de la luz,
es una escala indefinible donde las nubes y rosas olvidan
el griterío chino que bulle por el desembarcadero de la sangre.
Yo muchas veces me he perdido
para buscar la quemadura que mantiene despiertas las cosas
y sólo he encontrado marineros echados sobre las barandillas
y pequeñas criaturas del cielo enterradas bajo la nieve.
Pero el verdadero dolor estaba en otras plazas
donde los peces cristalizados agonizaban dentro de los troncos;
plazas del cielo extraño para las antiguas estatuas ilesas
y para la tierna intimidad de los volcanes.

No hay dolor en la voz. Sólo existen los dientes,
pero dientes que callarán aislados por el raso negro.
No hay dolor en la voz. Aquí sólo existe la Tierra.
La Tierra con sus puertas de siempre
que llevan al rubor de los frutos.

PANORAMA CIEGO DE NUEVA YORK

Se acaso não são pássaros
amortalhados de cinza, gemidos
violentando a janela nupcial,
levíssimas criaturas do ar serão
irrompendo como sangue novo contra a infinda obscuridade.
Mas não, não são pássaros,
porque os pássaros querem ser bois.
Com o beneplácito do luar podem ser pedras brancas,
não se tratasse de rapazes feridos
cabendo aos juízes desenredar o imbróglio.

A dor que se abeira da morte todos conhece
sempre que a verdadeira dor volta costas ao espírito.
Não anda no ar, muito menos na nossa vida,
ainda que na saturação das esplanadas.
A dor autêntica mantém as coisas despertas
aos olhos inocentados doa sistemas.
Como pesa nos ombros o traje rejeitado,
que o céu não raro acasala em promíscuas manadas;
já as que morrem no parto só à última hora
saberão que todo o clamor há-de tornar-se pedra;
toda a passagem, latido.

Ignoramos que o pensamento tem seus esconsos
onde o filósofo é devorado por varas de porcos e lagartas
e certos rapazinhos idiotas já repararam que pelas cozinhas
chegam a andar discretas andorinhas com muletas
capazes de ciciar a palavra amor.

Não, não são pássaros, não.
Pássaro não será o que exsuda a inóspita febre da lagoa,
nem a inquietude assassina que nos invade cada momento,
nem a anavalhada ameaça de suicídio que nos agita pela madrugada:
digamos que é do casulo do ar nos vigia todo o mundo,
exíguo espaço donde se evade o vergão de luz,
vaga escalada através da qual nuvens e rosas abafam
o grunhido que irrompe pela goela do sangue.
É certo que muitas vezes me perdi de mim
para não perder o ardor que mantém as coisas despertas
e só dei com marinheiros mortos de bêbados pelos saguões
e criaturinhas divinas enterradas na neve.

A insanável dor, contudo, já escalava outras praças
onde petrificados pés apodrecem dentro dos troncos,
praças sob cujo saturado céu antigas estátuas acolhem
paixões como vulcões de lama.

A dor exarou a voz. Só os dentes se mantêm,
os dentes que a solidão disseminou pelo descampado ‘scuro.
A dor exarou a voz. Cansada terra neste lugar ficou.
A mesma terra da qual uma eternidade inteira
tornará íntima do rubor dos frutos.

Tradução por VAV, publicado em Rosa Amoris, 2011, revisão junho 2021.

DOS SONETOS

EL POETA PIDE A SU AMOR QUE LE ESCRIBA

Amor de mis entrañas, viva muerte,
en vano espero tu palabra escrita
y pienso, con la flor que se marchita,
que si vivo sin mí quiero perderte.

El aire es inmortal. La piedra inerte
ni conoce la sombra ni la evita.
Corazón interior no necesita
la miel helada que la luna vierte.

Pero yo te sufrí. Rasgué mis venas,
tigre y paloma, sobre tu cintura
en duelo de mordiscos y azucenas.

Llena pues de palabras mi locura
o déjame vivir en mi serena
noche del alma para siempre oscura.

O POETA PEDE AO SEU AMOR QUE LHE ESCREVA

Meu entranhado amor, ardente morte,
tua palavra dada espero em vão
pensando, pois, que sem mim vivo então
como flor que murcha entregue à sorte.

Perene é o ser. Da pedra, o corte
que a inane sombra ignora sem razão.
De nada serve, no fundo, ao coração
o derramado mel, que a lua aborte.

Sofri por ti sofrendo. Veias abri
qual tigre e pomba, à roda da cintura
com mordimentos e açucenas combati.

Com palavras satisfaz minha loucura
ou deixa-me vive, se não por mim, por ti
nocturna alma, eternamente ‘scura

II

Yo sé que mi perfil será tranquilo
en el norte de un cielo sin reflejo:
Mercurio de vigilia, casto espejo
donde se quiebre el pulso de mi estilo.

Que si la yedra y el frescor del hilo
fue la norma del cuerpo que yo dejo,
mi perfil en la arena será un viejo
silencio sin rubor de cocodrilo.

Y aunque nunca tendrá sabor de llama
mi lengua de palomas ateridas
sino desierto gusto de retama,

libre signo de normas oprimidas
seré, en el cuello de la yerta rama
y en el sinfín de dalias doloridas.

Sei quão sereno será o meu perfil
a norte de que céu embaciado
Mercúrio me protege, espelho inculpado
em que se quebra meu pulso febril.

Pudera a hera ter-me sido hostil
tal a inclinação do corpo profanado
em praça pública, silenciado
crocodilo sem disfarce nem ardil.

Já extinta chama sou, já meu gemido
de pomba amedrontada chega ao fim
nesse desterro de giestas florido.

A salvo de opressoras leis, assim
desfrutarei do paraíso então perdido
onde
mil dálias se juntaram para mim.

Tradução: VAV, 2021